28 de junio de 2011

Terror, horror y pavor


En estos días de advenimiento del verano y meteorología caprichosa ocurren cosas muy curiosas.
Ayer mismo escuchaba tremendos truenos retumbar en el exterior. La curiosidad (que no el juicio) me empujó a salir a la terraza desde donde pude contemplar un paisaje apocalíptico, con nubes dramáticas desde las que relampagueaban amenazantes resplandores producidos por no menos amenazantes rayos. Esto produjo en mí una zozobra tal que me tuve que asir de la barandilla de la terraza por miedo a sucumbir.
Al mismo tiempo, enjambres de golondrinas alteradas revoloteaban ansiosas y erráticas por encima de mi cabeza y yo sentí morir...